Conferencia de Luc
Boussard
Puerto de Santa María 12-10-15
Buenos días a todos, para
comenzar decir que es una paradoja hablar de zen, ya que es una enseñanza sin
palabras.
El budismo nace en India y tiene
un lenguaje muy florido, metafísico, místico y el taoísmo es algo muy concreto
y muy sobrio. Del encuentro entre el budismo y el taoísmo nace el chan.
Según los textos históricos surge
en el siglo sexto con Bodhidharma. Después surge el zen. El chan, el zen. han guardado un árbol genealógico de la transmisión
de los patriarcas muy preciso. Se ha demostrado que este árbol genealógico contiene
algunas partes inventadas. Los indios no tienen este apego a un árbol
genealógico preciso, pero no así los chinos y los japoneses. Cuando había huecos
en esta línea, se inventaban maestros zen que no habían existido. Pero esto no
es para nada importante, porque el mensaje, la enseñanza que se transmite no
tiene nada que ver con la verdad histórica. En cierta forma visto desde dentro,
la verdad de la transmisión, tal y como la ha concebido la tradición chan es
mucho más breve que la tradición histórica. Porque el contenido del mensaje
pasa de forma auténtica aunque los eslabones de la cadena no sean reales.
Se dice que el zen comienza con Bodhidharma,
el primer patriarca, que llegó caminando a China y que practicó zazen durante
siete años solo de cara a la pared. Se dice que el emperador le encontró y
mantuvieron un famoso diálogo:
¿Quién eres tú? Pregunto
el emperador.
No lo sé, respondió bodhidharma.
El emperador le preguntó. ¿cuál
es la esencia de tu enseñanza?
Y le dio esta respuesta muy famosa:
Un
vacío insondable y nada sagrado.
Y después se marchó a practicar
zazen durante siete años de cara a la pared. Luego apareció su primer
discípulo, el segundo patriarca, se sentó
con él… y ahí comenzó esta transmisión que ha llegado hasta nuestros días. Transmisión
de maestro a discípulo. Transmisión que se llama i shin den shin, de mi corazón
a tu corazón. Una transmisión intima, secreta que no pasa por ninguna doctrina,
por ninguna otra cosa. La transmisión de la persona. Lo que se transmite desde
hace siglos desde Buda hasta nosotros es la transmisión de la persona, dicho de
otra forma es la transmisión del verdadero ser humano. Realizar todo nuestro
potencial. Es un camino extremadamente ambicioso, porque todos los maestros nos
dicen que cuando encuentran el verdadero rostro, su propia naturaleza, entonces
el ego se convierte en el universo entero. Si hacéis zazen os convertiréis en
el universo entero.
Pasando rápido por la historia de
los patriarcas chinos, el zen siempre ha vivido a través de grandes crisis en
las que estaba moribundo y resurgía de sus cenizas. Así, moria en un país y renacía en otro país.
Cuando murió en India, lo que llamamos el budismo autentico, pasó a China. En
el siglo trece de nuestra era, el budismo chan estaba moribundo en China.
Podemos decir que el fundador del zen moderno, el verdadero padre, es un monje
japonés que se llamaba Dogen. Vivió del
1200 a 1253. Era un monje que buscaba ardientemente la via.
Frecuentó diferentes templos
budista en Japón y no encontró nada que pudiera satisfacerle. Decidió viajar a
China en lo que en aquellos tiempos era una verdadera aventura. El mar de China
era muy peligroso, los barcos inseguros y muchos marineros desaparecían de
manera habitual en numerosos naufragios. Durante un par de años estuvo visitando
distintos templos en China, viajando con su gran pregunta sin hallar respuesta
alguna. Decidido a regresar a Japón, finalmente encontró a su maestro, Tendo
Nyojo, que según Dogen era el último maestro autentico dentro del linaje de la tradición
chan.
Practicó de manera intensa con Nyojo,
haciendo zazen todo el tiempo hasta que una noche el maestro Nyojo lanzó una de
sus sandalias a otro monje que se estaba durmiendo gritando: “Abandona
cuerpo y mente”. Y en ese momento Dogen despertó, iluminó, clarificó
toda su existencia. Después de zazen fue a visitar al maestro Nyojo, encendió
un incienso diciéndole “Cuerpo y mente abandonados”. Nyojo
le respondió: “Entonces debes abandonar el cuerpo y la mente, porque esto no es
definitivo, es un camino que se repite instante tras instante. Abandonar
el cuerpo y la mente es como un trueno
en el cielo azul”. Y le dijo: ” Dogen tu eres mi heredero y si te parece
bien regresa a Japón y transmite esta enseñanza”
Dogen regresó a Japón,
encontrándose con toda la oposición de los monjes establecidos. En aquella época
los monjes viajaban a China para traer textos y sutras chan, presentándose a su
regreso como portadores de la “verdad”, del zen auténtico. Cuando Dogen regreso
de China le preguntaban: Y tú
que traes, ¿qué textos traes?. Y Dogen respondia: “Nada. Tan solo la nariz vertical
y los ojos horizontales” .Y esa frase contiene toda nuestra enseñanza.
Como decía el Maestro Deshimaru: “La condición normal, el zen no es otra cosa más
que la condición normal del cuerpo-mente”.
A partir de Dogen el chan se
convierte en zen y toma su color japonés con los defectos y virtudes que esto
implica. A lo largo de los siglos encontramos que son los defectos los que han
predominado, sobre todo el ritualismo, el formalismo. El zen japonés se ha
convertido en una especie de iglesia muy
elitista, algo medieval, donde se enseñan unos rituales extremadamente sofisticados.
Un zen en el que los monjes se convierten en una especie de casta medieval
privilegiada, muy rica, donde los templos se transmiten de padres a hijos. Y
así como sucedió en China, el zen comenzó su declive en Japón.
Y así llegamos a nuestra época.
El maestro al que seguimos es Taisen
Deshimaru, que fundó el zen en Europa. Su maestro fue Kodo Sawaki, un
hombre con un temple excepcional. No era un hombre de templo, venia de una
historia personal muy dura. Huérfano desde los cuatro años, fue criado por su tío
dueño de un prostíbulo. En medio del Japón imperialista, creció y fue a la
guerra chino-japonesa.
A su regreso, con una enorme
determinación para convertirse en monje zen, se fue a las puertas de Eiehiji en
donde “a este vagabundo ignorante”, le
enviaron a la cocina a trabajar. Mientras que los monjes hacían zazen, Kodo
hacia zazen. Así poco a poco empezó a ser reconocido. Después abandono Eiehiji,
y le pusieron “Kodo sin morada” porque no tenía templo. Iba por todo Japón a donde
le pedían para practicar y enseñar zazen. Ordenaba a mujeres, algo que era muy
extraño en esa época. Y finalmente encontró a Taisen Deshimaru.
Cuando el joven Deshimaru va a visitarle a un pequeño
templo, le quiere plantear importantes cuestiones sobre la vida y la muerte.
Pero Kodo le dice: “Espera, tranquilo, échate un trago”. Deshimaru se queda muy sorprendido. Y ya
borracho, olvida todas sus grandes cuestiones. Después se echa a dormir junto a
un arbusto y a la mañana descubre que se había dormido encima de unas cagadas
de perro. Ese es el encuentro histórico entre Sawaki y Deshimaru.
Kodo siempre rechazó los deseos de Deshimaru
de recibir la ordenación de monje y tener su templo. Le decía, “no, continua con tu vida profesional y familiar,
ya hay demasiados monjes por ahí”. Tan solo antes de morir
Kodo accedió a ordenarle monje proponiéndole que llevase la verdadera enseñanza
del Zen a Europa porque en Japón el zen estaba acabado. A su muerte Deshimaru
viaó a París en 1967 en tren, con tan solo su zafu y los cuadernos de Kodo
Sawaki. Y comenzó a dar masajes para ganarse la vida, dando conferencias y
enseñando la práctica de zazen. Comenzó a tener muchos discípulos y fue
abriendo dojos hasta llegar a los 300 antes de su muerte. Ordenó alrededor de
unas 3.000 personas con una fuerte práctica que ha llegado hasta ahora. Tanto
Alonso como yo fuimos ordenados por Deshimaru. Siempre nos decía: “Un día
llevareis el verdadero zen a Japón”. Desgraciadamente, aunque es
temporal, ahora está sucediendo justo lo contrario. Es la Iglesia japonesa que
despreciaba el maestro Deshimaru, quien
se está superponiendo sobre su misión.
Y ahora voy a hablar del zen que
llegó con Bodhidharma a China, con Dogen a Japón y con Deshimaru a Occidente. Al
igual que Deshimaru en Europa, otros maestros se instalaron en otros países,
como Suzuki en Estados unidos, y en otras muchas partes. Ahora hay maestros zen
por todos sitios. Sin embargo el zen de Deshimaru tiene para mi esta marca auténtica
que no se encuentra en otros linajes. Lo que llamo marco auténtico es algo que
es totalmente universal. Es una realización del potencial humano; no es japonés,
no es budismo, es universal. Por eso la enseñanza de Deshimaru es muy radical,
se resume en la postura de zazen.
Zazen es tan solo estar sentado,
sencillamente. Con la espalda vertical. Se dice: cuerpo derecho, mente
brillante. Es importante encontrar el
justo tono. El equilibrio perfecto entre el lado dinámico, el tono por el
estiramiento de la columna vertebral, y al mismo tiempo el soltar, la
distensión, de esta forma tener en cuenta la dimensión ascendente y la
dimensión descendente. La dimensión descendente es la relajación de los hombros,
la espalda y principalmente la
respiración. Es el secreto de la práctica del zen. La respiración del zen insiste
en la espiración. Hay una inspiración breve y una espiración larga, profunda,
imperceptible, completamente fluida, sin esfuerzo, sin voluntad. A medida que espiramos,
el hálito vital, nuestro ser, se concentra en la zona abdominal bajo el ombligo
con todo el abdomen relajado. Hay una expansión del bajo vientre, completamente
dilatado y a la vez flexible. Hay que poner toda vuestra presencia en el hara,
kikai tandem, no en la cabeza. Como en las artes marciales toda nuestra
presencia está en el hara, todo el movimiento debe partir del hara, no de la
cabeza. Automáticamente, inconscientemente, sin calculo ni intención.
El zen es la experiencia íntima, la expresión de lo que somos verdaderamente, profundamente, cuando no estamos prisioneros
de nuestro mental, de nuestras ideas, nuestros cálculos. Y eso lo actualizamos
en la postura de zazen y después lo llevamos a la totalidad de nuestra vida.
La práctica de zazen consiste en ir a un dojo a practicar con
los demás. Esto es importante, no es una práctica individual, solitaria. Es muy
importante la práctica colectiva, porque evita que nos dispersemos en
direcciones erróneas.
Pregunta: Sobre el zen Betania?
Es otro linaje, con una práctica
similar pero más enfocada al cristianismo y el ecumenismo. Proviene del linaje
de Maezumi, un maestro zen. Está bien. Cada uno de nosotros debemos encontrar
al maestro en cuyas enseñanzas nos reconocemos. Cada uno de nosotros por
nuestras formas, nuestra comprensión debemos encontrarlo. Cuando conocí al
Maestro Deshimaru y practiqué zazen en su dojo, comprendí que esa iba a ser mi
práctica para toda la vida y que Deshimaru sería mi auténtico maestro. Es
importante encontrar la práctica que nos conviene. De todas formas en el zen
cristiano hay enseñanzas totalmente auténticas
y tengo varios amigos que lo practican.
Pregunta: ¿La meditación en solitario tiene las mismas ventajas que la meditación
zen?
La meditación zen no se
recomienda en solitario, sobre todo cuando uno comienza, necesita de la corrección
de un maestro para no equivocarse de dirección. Es muy importante la corrección
en la postura. De ahí la importancia de
practicar juntos. Cuando uno está muy enraizado en la práctica puede practicar
solo, pero es precioso ir al dojo y practicar juntos. La energía de la postura
de los demás ayuda a profundizar en la propia postura.
(Luc propone el hacer unos
minutos de práctica. Se sienta en zazen y muestra la postura)
Comienzan zazen.
Nos sentamos sobre el zafu en
loto o medio loto. Es importante que las rodillas estén en contacto con el
suelo al cruzar las piernas. Podéis sentaros también en una silla. Los pies han
de estar en contacto con el suelo y las rodillas algo más bajas que la cadera.
Es bueno también utilizar un zafu en la silla. A partir del apoyo de los
isquiones, basculamos la pelvis hacia adelante, con la columna vertebral
totalmente erguida. Al mismo tiempo recogemos la barbilla y empujamos el cielo
con la coronilla. El canto de las manos contra el bajo vientre y formamos un
precioso óvalo con los pulgares, sin que caigan hacia abajo o queden hacia
arriba. Relajamos completamente los hombros, la espalda y la cara. Los ojos
semicerrados sin mirar nada. Dejamos que la mirada se pose.
Desde que nos sentamos observamos
nuestra respiración y poco a poco dejamos que tenga más amplitud, que llegue
desde la nariz hasta el hara donde están las manos. En zazen hablamos de pensar
con el cuerpo. No es el mental el que nos arrastra. A fin de cuentas el cuerpo
tienen mucha mas sabiduría que el mental. Y cuando la energía está bien
concentrada en el kikai tandem la mente no puede continuar agitándose.
La actitud justa del espíritu es
concentración y observación, uno está concentrado plenamente en la postura,
presente en todos los lugares del propio cuerpo. Uno observa su cuerpo y va
distendiendo las partes contraídas y cuando encuentra zonas distendidas les
añade el justo tono, sobre todo en los riñones y en las manos. Esto es la
concentración.
Después querámoslo o no, vienen
los pensamientos, fenómenos. Ahí intervienen la observación, en cuanto aparece
algo, la justa actitud consiste en no asir nada, en no rechazar nada. Volver al
instante presente, a la concentración. No tratamos de parar los pensamientos
sino de tener un pensamiento que no se estanca, completamente fluido. No
construimos nada. Ni siquiera para la respiración, dejamos que se coloque en su
sitio de forma natural. No tratéis de fabricar sabiduría, compasión o cualquier
otra cosa, simplemente ser uno mismo.
Es importante convencerse de que
no hay nada especial, nada que asir, nada que comprender. Simplemente liberarse
de las trabas, de los obstáculos, dejando de alimentar el mecanismo del mental.
El Maestro Dogen resumía el
sentido de esta práctica con una poema muy famoso: “Estudiar la via es estudiarse
a uno mismo”. Es lo que hacemos durante zazen. El cuerpo-mente de la
postura se convierte en un espejo en el que se reflejan todos los aspectos de
nuestro ego. No juzgamos, no criticamos, no nos dejamos envolver por, no
alimentamos los buenos pensamientos ni rechazamos los malos. De esa forma
aprendemos a conocernos profundamente, a conocer perfectamente el
funcionamiento del ego. Eso es estudiar la via, estudiarse a uno mismo.
La segunda parte del poema de
Dogen es: “Estudiarse a sí mismo es olvidarse de sí mismo”. Durante zazen
uno se da cuenta de que todos los procesos egoicos son sin substancia, sin
realidad, puramente ilusorios y entonces podemos despegarnos de ellos,
olvidarnos a nosotros mismos.
El tercer verso es: “Olvidarse
de uno mismo es ser certificado por todas las existencias”. Es decir,
uno ya no está prisionero de su conciencia egoica y vive en armonía con todo el
cosmos, en armonía con los otros.
Finaliza el zazen. Se informa de
los horarios del grupo zen del Puerto.
Luc se despide.
No hay comentarios:
Publicar un comentario